Evolución

Resumen de Evolución de Richard Dawkins

Evolución, por supuesto, la historia de la evolución. Esta última adición al canon de Dawkins, autor de otros libros como “El espejismo de dios“, “El gen egoísta” o “El relojero ciego“, es su resumen de la amplia gama de pruebas que apoyan la ciencia. La paleontología, la embriología, la anatomía, la genética, la cría artificial y la geografía son todas ellas materia prima para su molino evolutivo.

Los escritos de Dawkins demuestran una vez más su consumada habilidad como explicador. Nunca hace suposiciones sobre el conocimiento previo; cuando elige una analogía, esta arroja realmente luz sobre la cosa a explicar (algunos científicos parecen encontrar esto extraordinariamente difícil); y de vez en cuando acuña una frase brillante. Los que ya hayan subido al Monte Improbable con él o hayan contemplado al relojero ciego no se sentirán decepcionados, aunque se haya vuelto a arar parte del mismo terreno para una nueva cosecha.

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Principales claves del libro

Hay que decir que la ciencia que se aborda es bastante estándar. Las islas Galápagos fueron el laboratorio natural de Darwin, y aquí aparecen de nuevo. El dramático desvío tomado por el nervio laríngeo en los mamíferos, la convergencia entre las alas de los murciélagos y los pterodáctilos extintos, el descubrimiento de toda una galería de “eslabones” fósiles de simios humanos, el desciframiento del genoma humano, el desarrollo del embrión humano… todo se alinea en lo que en una universidad estadounidense se denominaría “Evolution 101”. Steve Jones repasó gran parte del mismo menú hace una década en Casi como una ballena. Pero todos los temas están expuestos con esa combinación de claridad y brío que es el sello de Dawkins, y perseguidos hasta su habitual conclusión: “No hay plan de los arquitectos, no hay arquitecto”.

Su segunda agenda es -como siempre- lanzar golpes de riñón a los creacionistas y a los oficios aliados siempre que se presenta la oportunidad. Todos los racionalistas deben estar asustados por la estadística de que menos de uno de cada cinco estadounidenses cree que la humanidad descendió de un simio sin la mano de Dios. Puede que incluso la “Evolución 101” lo esté pasando mal estos días.

Sin embargo, no estoy seguro de si Dawkins está ensayando aquí sus argumentos para endurecer las espaldas de los implicados en el debate con los “diseñadores inteligentes”, o si realmente piensa que las escamas caerán de sus ojos religiosos, cauterizados por sus abrasadores argumentos. De hecho, uno se pregunta si este libro hará algo más que predicar a los ya convertidos (¿no es difícil escapar del lenguaje del púlpito?).

Uno simpatiza con el intento de Dawkins de hablar de pruebas con creacionistas convencidos – reproduce un diálogo con una tal Wendy Wright (“Concerned Women of America”) que haría que la mayoría de las almas racionales se arrancaran los pelos. Pero aun así, se enfrenta a la oposición fundamentalista, sin llegar a ninguna parte.

Tal vez sea esta misma determinación de no ceder terreno la que ocasionalmente introduce irritantes agujeros en su ciencia. Cuando se abrieron las tumbas egipcias a finales del siglo XVIII, el gran naturalista francés Barón Cuvier identificó restos momificados de un ave considerada sagrada por los egipcios: un ibis idéntico en todos los aspectos a la especie viva. No estaba en camino de ser un ibis durante todos sus miles de años de antigüedad: era un ibis.

Ningún científico que se precie duda de la continuidad genética entre las especies a lo largo del complejo árbol evolutivo de la vida, ni de que los genes egoístas se peleen de forma continua, pero parece ser un hecho que muchas especies permanecen morfológicamente similares durante largos periodos de tiempo, pase lo que pase en el genoma. Según el eminente historiador Martin Rudwick, Cuvier utilizó la falta de cambio en el ibis como refutación de las opiniones “transformacionistas” de su contemporáneo Lamarck.

Conclusiones de Evolución

La ciencia de la estratigrafía ha funcionado muy bien desde la época de Darwin, y depende de que las especies fósiles conserven la identidad de forma a través de períodos apreciables de tiempo geológico. Hay toda una nueva ciencia construida en torno a la correlación informática de las rocas basada en la primera y última aparición de las especies, que Dawkins parece desconocer. Si el registro fósil fuera una especie de sopa morfológica resbaladiza, no funcionaría en absoluto. El hecho es que en los linajes fósiles se producen cambios tanto continuos como discontinuos, y esto plantea interesantes cuestiones sobre el significado de las especies, cuestiones que Dawkins simplemente ignora.

Si este resumen de Evolución de Richard Dawkins le ha gustado, otros libros relacionados con evolución como “Armas, Gérmenes y Acero“, “Sapiens“,”Humanos, de Tom Phillips” o Los mejores libros sobre evolución le encantarán.

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