Resumen de Escalando el monte Improbable
Escalando el monte improbable, el libro de Richard Dawkins, autor de otros libros como “El relojero ciego“, “El Gen egoísta” o”El Río del Edén“, tiene algo nuevo que decir. Escalando el monte improbable revela las formas en que la teoría de la selección natural puede explicar con precisión la hermosa, extraña y aparentemente “diseñada” complejidad de los seres vivos.
Las parábolas -narraciones biológicas fascinantes, apasionantes como los cuentos de Las mil y una noches– siguen haciendo sonar los cambios. Pero el mensaje central, que el ADN trasciende la importancia del organismo, sigue siendo el mismo. Como insinúa con su historia de la araña: los organismos son meros vehículos para los genes, que compiten por dejar más copias para la siguiente generación. En otras palabras, es la información contenida en los genes la que tiene una importancia suprema en la historia de la vida en este planeta.
Sin embargo, en el centro del libro hay una glosa de esta tesis tan ensayada que equivale a un nuevo énfasis más que a un tema original. ¿Cómo actúa el azar en el algoritmo darwiniano? La objeción se remonta a los viejos argumentos sobre un Dios diseñador en las Evidencias de William Paley, y mucho más allá. Pero, según Dawkins, el problema del azar también desconcierta a científicos y matemáticos.
Principales claves del libro
Citando a Chandra Wickramasinghe y a Fred Hoyle, se pregunta cómo puede el azar dar lugar a la compleja estructura de una enzima en funcionamiento. Una enzima típica, señala Dawkins, implica una secuencia matemática representada por una probabilidad de 1 entre 20200, un número mucho mayor que la suma de las partículas fundamentales de todo el universo.
La respuesta de Dawkins, en Escalando el monte improbable, está implícita en la idea que da título al libro: El Monte Improbable. Un lado de la montaña es un acantilado escarpado con salientes imposibles; el otro es una larga pero suave ladera de hierba con senderos bien transitados. La evolución no es una historia de saltos repentinos, sino una larga y lenta pendiente. “El darwinismo”, nos dice, “no es una teoría del azar. Es una teoría de la mutación aleatoria más la selección natural acumulativa no aleatoria”.
No estoy seguro de que haya un número significativo de no científicos (y mucho menos de físicos y matemáticos distinguidos) que crean que el darwinismo implica saltos de azar del tipo de la cara norte del Eiger. Pero esto nos lleva a otro ingrediente de Dawkins.
Parte de la peligrosa diversión de Escalando el monte improbable de Dawkins es el gusto con el que le saca las castañas del fuego a los detractores del darwinismo, normalmente los creacionistas. Escalar el Monte Improbable no es una excepción. “Solo Dios se atrevería a emprender la loca tarea de saltar al precipicio de un solo salto”, observa. “Y si lo postulamos como nuestro diseñador cósmico nos quedamos exactamente en la misma posición que cuando empezamos”.
Sin embargo, Escalando el monte improbable, al igual que El Río del Edén antes de él, contiene una variación significativa en el ataque a la creación. Dawkins desprecia a un antropólogo que se niega a aceptar que la ciencia occidental supere el valor de otras mitologías de la creación. Supongo que el tipo hablaba de metáforas y no de biología.
Dawkins, que es un experto en metáforas, parecía decir que no aceptaría narrativas e imágenes de la creación (sea cual sea el género) que no se basen en las ciencias empíricas. Asimismo, en Escalando el monte Improbable, se burla de un desafortunado “diletante literario” que tuvo la temeridad de dar una conferencia sobre el tema de la higuera: “No es una conferencia botánica”, declara Dawkins con ironía, sino “una literaria… la higuera en la literatura, la higuera como metáfora”. Este tipo de cosas, comenta Dawkins, “es el oficio de un cierto tipo de mente literaria, pero me provoca literalidad”.
Conclusiones de Escalando el monte Improbable
La deducción, tan extraordinaria como evidente, es que la gente debería dejar de perder el tiempo con la crítica literaria, ya que en la ciencia botánica “hay una auténtica paradoja y una verdadera poesía al acecho en el higo, con sutilezas para ejercitar una mente inquisitiva y maravillas para elevar una mente estética”.
Este ataque a sus colegas literarios y antropológicos es difícil de tomar en serio y, lo que es más revelador, desvía la atención de sus verdaderos oponentes del grupo de pares en la biología, donde hay un debate crucial en curso. Y es precisamente dentro de este debate donde se han planteado serias cuestiones que merecen respuesta. Lewontin nos recuerda que la conciencia (que da lugar a la historia, a la persona, a la sociedad) es un aspecto de la estructura de los organismos y no de los genes. Mientras que Rose denuncia que el reduccionismo biológico de Dawkins da consuelo al determinismo neurogenético, y a la derecha ideológica: la sociedad no existe, solo el individuo.
Si este resumen de Escalando el monte Improbable de Richard Dawkins le ha gustado, otros libros relacionados con evolución como “Abierto: La historia del progreso“, “Sapiens“,”Humanos, de Tom Phillips” o Los mejores libros sobre evolución le encantarán.