Ruido

Resumen de Ruido de Daniel Kahneman

Ruido: Un fallo en el juicio humano, de Daniel Kahneman, autor del bestseller “pensar rápido, pensar despacio” es un intento de definir el ruido, revelar su origen y las formas en que influye en nuestras decisiones. El libro también propone una auditoría del ruido que se basa en la medición del grado de variabilidad. Además, ofrece consejos prácticos sobre cómo reducir el ruido mediante técnicas de higiene de la decisión.

Si estamos sujetos al ruido, nuestras decisiones son como una lotería: nunca sabemos qué camino tomarán. Incluso si conseguimos deshacernos de los prejuicios, diversos factores subjetivos siguen influyendo en los resultados. Las cosas empeoran cuando el ruido se cuela en instituciones importantes. Esperamos que las decisiones médicas, de custodia de los hijos, forenses y judiciales sean justas y coherentes, pero son escandalosamente variables.

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Diferencias entre el Ruido y el Sesgo

El ruido es una variabilidad no deseada en el juicio profesional. En otras palabras, representa una coherencia insuficiente en la toma de decisiones. El sesgo, por el contrario, es más bien la tendencia de un individuo a utilizar los mismos patrones de decisión en situaciones similares. El sesgo tiene consistencia, pero no es capaz de llegar al resultado correcto. A pesar de las grandes diferencias entre estos dos conceptos, ambos representan errores de juicio.

Los autores descubren verdades impactantes: las organizaciones, ya sean públicas o privadas, están sujetas al ruido. Un estudio que examinó 1,5 millones de casos judiciales descubrió que el ruido suele influir en las decisiones de los jueces. Los jueces tienden a dictar sentencias más duras en los días posteriores a las derrotas del equipo de fútbol local. En la misma línea, se vuelven más indulgentes cuando sus equipos salen victoriosos. Los datos demuestran que las decisiones de condena varían sustancialmente para los mismos delitos. Pueden observarse discrepancias en las decisiones de un mismo juez, así como en las decisiones de distintos jueces ante casos similares.

Un ejemplo de ruido en el sector privado puede verse en la forma en que las compañías de seguros determinan las tarifas de las primas. Cuando los suscriptores evaluaban los riesgos de un mismo grupo de casos, las tarifas que sugerían fluctuaban dentro de un rango dramático. Algunos expertos creían que 9500 dólares sería una tarifa razonable, mientras que las estimaciones de otros mostraban 16.700 dólares: ¡una diferencia del 55%!

Si pregunta a la misma compañía de seguros sobre las diferencias en las estimaciones de las tarifas de las primas antes de realizarlas, le dirán que la variabilidad va a estar en torno al 10%. Esta cifra parece razonable. Sin embargo, la discrepancia real fue del 55%. Los autores llaman a la posibilidad de medir las variabilidades una auditoría de ruido.

De nuevo, si le preguntas a un juez si espera la misma decisión de otro juez experimentado, la respuesta va a ser “más o menos la misma”. En realidad, las variabilidades son mucho mayores de lo que la gente espera que sean.

Los diferentes tipos de Ruido

Los autores reconocen dos tipos de ruido. El ruido ocasional se produce cuando factores como la actuación de un equipo de fútbol o una parte del día influyen en las decisiones de una persona o un grupo en varias ocasiones. Una auditoría de ruido es capaz de reconocer este tipo y ayudar a atajarlo. Otro tipo –el ruido del sistema– describe las variabilidades no deseadas que se producen cuando un grupo de expertos intenta evaluar individualmente los mismos acontecimientos. Este tipo de ruido es más difícil de tratar. Requiere una mayor “higiene de la decisión”, es decir, métodos de reducción del ruido.

Los autores comparan la higiene por decisión con la higiene habitual. Cuando te lavas las manos, no ves inmediatamente los beneficios. No eres consciente de los gérmenes que eliminas ni de los problemas que pueden causar. Aun así, lavarse las manos te protege de las consecuencias negativas. Del mismo modo, la higiene de las decisiones le protege de las fuerzas externas que introducen variabilidades en sus decisiones.

Para poner en práctica la higiene de las decisiones, Ruido: Un fallo en el juicio humano sugiere dividir un asunto en pequeñas unidades y tratarlas de forma independiente. Podemos ver el efecto de la descomposición de las decisiones en el ejemplo de un caso de fusión empresarial.

Normalmente, el consejo de administración delega en banqueros o ejecutivos para que preparen una presentación sobre los pros y los contras de una fusión. En este estudio de caso, el director general pidió a los altos ejecutivos seleccionados que dieran su opinión sobre varios aspectos de la fusión. Cada equipo tenía que valorar un único aspecto (por ejemplo, los beneficios financieros, la calidad de los recursos humanos, etc.). Los equipos no sabían qué valoraciones hacían sus homólogos. Por tanto, sus juicios no se veían afectados por las opiniones de los demás. En este punto, los autores introducen otro término -coherencia excesiva- que describe el ruido que se produce cuando apoyamos inconscientemente las decisiones de otras personas en lugar de tomar las nuestras de forma independiente.

Además de tomar decisiones lo más independientes posible, el libro destaca la importancia de retrasar las evaluaciones globales hasta el final. Si los individuos toman las decisiones con antelación, tienden a confiar en su intuición. Sin embargo, si nos damos más tiempo para sopesar los hechos, somos capaces de eliminar la aleatoriedad de las decisiones basadas en la intuición.

Cómo reducir esos pensamientos limitantes

Otra forma de reducir el ruido es introducir algoritmos y reglas que guíen la toma de decisiones. Aun así, incluso las reglas más estrictas y claras tienen sus inconvenientes. La forma en que presentamos la información a los algoritmos puede presentar un grado importante de ruido y sesgo.

Los autores reconocen que la optimización del ruido tiene un precio. Este precio incluye no solo el aspecto financiero, sino también otros recursos como el tiempo. El libro ilustra la sobreoptimización del ruido con la historia de una empresa que introdujo una revisión anual de los empleados. Creó un cuestionario de feedback tan complicado (tenía 11 dimensiones y cuarenta y seis valoraciones) que el proceso de revisión se convirtió en un desastre.

Antes de poner en práctica las técnicas de eliminación del ruido, hay que sopesar sus pros y sus contras. Aceptamos un cierto grado de ruido al calificar la redacción de un alumno de quinto curso. Sin embargo, cuando se trata de la solicitud de ingreso a la universidad de un estudiante de último año, debemos esforzarnos por reducir el ruido. Esto se debe a que la responsabilidad es mucho mayor cuando el destino de un solicitante está en juego. Así que, para ayudar a que la decisión sea justa, una universidad puede necesitar cinco personas independientes que utilicen 10 criterios para evaluar una solicitud en lugar de una sola persona que confíe en sus impresiones.

Aunque reconocen que algunas normas son necesarias, los autores son conscientes de que pueden suponer una pérdida de dignidad. Esto ocurre cuando se trata a los individuos como si fueran números. El antiguo director general de General Electric tenía la norma de despedir anualmente a los empleados de menor rendimiento. Algunos de ellos seguían haciendo bien su trabajo, pero no podían evitar el despido. El libro describe esta situación como una regla forzada. Aunque las escalas y los juicios relativos son útiles, las empresas no pueden confiar exclusivamente en ellos. Tienen que encontrar un equilibrio entre las calificaciones relativas y las individuales.

La equidad perfecta es ilusoria. A veces hay que aceptar algo de ruido para lograr avances. Los escáneres corporales digitales basados en algoritmos para detectar melanomas son estupendos, pero en muchos casos preferimos acudir a un médico brillante. Aun así, un médico que se beneficia de los algoritmos para emitir juicios es todavía mejor.

Conclusiones

Ruido: Un fallo en el juicio humano nos abre los ojos a la naturaleza de las variables. Comprender que hay fuerzas capaces de inclinar la balanza a favor o en contra de algo es el primer paso para reducir el ruido. No siempre es posible crear prácticas libres de ruido. Sin embargo, con una adecuada higiene de las decisiones, podemos lograr una importante coherencia en nuestros juicios. Está en nuestras manos hacer que nuestras decisiones sean más creíbles y precisas.

Si Ruido, de Daniel Kahneman, le ha gustado, otros libros relacionados, como “Hábitos Atómicos”, “Principios“, “Antifrágil” o Los mejores libros sobre desarrollo personal, le encantarán

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