Resumen de La filosofía como forma de vida
En su libro “La filosofía como forma de vida”, el filósofo francés Pierre Hadot sostiene que en el antiguo mundo grecorromano la filosofía no era solo una materia de estudio, sino una forma de vida. Esta forma de vida se lograba mediante la práctica de ejercicios espirituales, cuyo objetivo era la autotransformación y la sabiduría.
Hadot explica que los ejercicios espirituales practicados por los antiguos filósofos eran principalmente intelectuales e imaginativos, y se utilizaban para lograr la concentración en el momento presente, ver las cosas desde arriba y meditar sobre la muerte. También describe cómo estas prácticas se han ido perdiendo con el tiempo y cómo la filosofía moderna se ha convertido en una materia académica desligada de la vida.
Escuelas antiguas y ejercicios espirituales
Para los griegos y los romanos, comprometerse con la filosofía significaba elegir una escuela y un modo de vida. Incluía lo que hoy llamaríamos una conversión religiosa. Cada escuela tenía un conjunto único de ejercicios espirituales que estaban en consonancia con sus propias concepciones del conocimiento.
La lectura, la escritura, la investigación y el debate eran algunas de las actividades, junto con los tratamientos para gestionar las emociones, el autoexamen, la meditación y la memorización de los principios rectores de la escuela. Hadot señala que, más que de las escuelas de Platón y Aristóteles, su descripción de la filosofía antigua es más bien una descripción de la filosofía practicada por Sócrates y las escuelas helenísticas del estoicismo y el epicureísmo.
Pérdida de los Ejercicios Espirituales
La Academia Ateniense, una institución neoplatónica, fue clausurada por el emperador cristiano Justiniano en 529 d.C., poniendo fin a la tradición occidental de enseñanza de la filosofía antigua. La filosofía quedó reducida a convertirse en una sirvienta de la teología, proporcionando lenguaje intelectual y concepciones para apoyar las enseñanzas de la Iglesia, y el cristianismo se consideró únicamente como una forma de vida.
Hadot sostiene que los ejercicios de San Ignacio de Loyola y Tomás de Kempis son ejemplos de cómo las prácticas espirituales filosóficas se incorporaron a la espiritualidad cristiana. En lugar de utilizar la sabiduría, la práctica espiritual se desarrolló a través de la imitación de Cristo.
Terapia epicúrea y meditación sobre la muerte
El concepto de epicureísmo, nos cuenta “La filosofía como forma de Vida”, sitúa la búsqueda de la felicidad por encima de todo lo demás. Elimina las causas de tristeza y perturbación para obtener esa serenidad. Aunque Epicuro sostiene que la muerte no es nada para nosotros, se dice que el temor a la muerte es la mayor causa de infelicidad.
Para ello recurre al “argumento de la simetría”, según el cual, al igual que no nos preocupamos por nuestra inexistencia antes de nacer, tampoco deberíamos hacerlo después de la muerte. Los epicúreos empleaban la contemplación de la muerte para inculcarnos el amor a la vida y aplacar nuestro temor a morir, llamando nuestra atención sobre el valor último de existir y el sinsentido de la muerte.
Ejercicios espirituales y ascetismo
Hadot diferenció el ascetismo de los ejercicios espirituales. Mientras que el ascetismo implica la abstinencia total de comida, bebida, sueño, ropa y bienes, en particular la castidad en materia sexual, los ejercicios espirituales son esencialmente cerebrales y creativos. Hadot observa que, si bien todos los sistemas antiguos incluían un elemento de ascetismo, las prácticas espirituales eran en gran medida mentales.
Conclusiones La filosofía como forma de vida
El libro de Hadot “La filosofía como forma de vida” ofrece una visión convincente de la filosofía antigua como forma de vida, conformada por ejercicios espirituales y orientada a la autotransformación y la sabiduría.
La pérdida de estas prácticas en el mundo occidental, y el cambio hacia la filosofía como materia académica, ha llevado a una pobreza de la filosofía moderna. Sin embargo, Hadot sostiene que el resurgimiento de la filosofía entendida como forma de vida puede verse en las obras de filósofos como Montaigne, Kierkegaard, Nietzsche y Heidegger. Al comprender las antiguas prácticas filosóficas y su enfoque en los ejercicios espirituales, podemos comprender mejor cómo puede utilizarse la filosofía como herramienta para el crecimiento personal y la superación personal.