El cuento del antepasado

Resumen de El cuento del antepasado

El cuento del antepasado tiene sus pequeñas cosas. Hay algo inquietante en un autor que confiesa en su introducción que tuvo que ser convencido para escribir el libro que le sigue. Sería natural esperar que los escritores rebosaran de entusiasmo por su tema. Richard Dawkins, autor de otros famosos libros como “El gen egoísta“, “El relojero ciego” o “El Capellán del diablo” quiere hacernos creer lo contrario. Su editor le obligó a hacerlo, da a entender en su frase inicial. En lo que respecta a las cláusulas de escape, esta entra en la categoría de “extremadamente apresurada”.

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Principales claves del libro

Ciertamente, El cuento del antepasado tiene problemas, aunque estos no provienen de los defectos del autor, sino de su concepto y formato. Dawkins es un escritor maravilloso y perspicaz, maestro tanto del ensayo elegante (como se revela en su libro más reciente El capellán del diablo) como de la exposición biológica sostenida (por ejemplo, El relojero ciego y La escalada del monte imposible). Por lo tanto, parece extraño, si no perverso, mezclar su prosa con montones de ilustraciones brillantes en color para producir este gran tomo de mesa de café.

Por ejemplo, la cuestión de la cronología. Subtitulado “Un peregrinaje al amanecer de la vida”, El cuento del antepasado se desplaza inusualmente del presente al pasado a medida que avanza el libro, y el autor se detiene en encrucijadas evolutivas clave para describir nuevos tipos de criaturas a medida que surgen y se hacen un hueco en el entorno.

Así, comenzamos esta historia retrospectiva con los seres humanos, nos remontamos a nuestros antepasados chimpancés, luego a los primeros simios, después a los primeros mamíferos y así sucesivamente en el pasado lejano hasta el momento en que la vida surgió de la sustancia viscosa primordial. Si retrocedemos, acabaremos celebrando la unidad de la vida”, explica Dawkins.

La evolución en la Tierra

Es un poco como si todos los episodios de “La vida en la Tierra” transcurrieran al revés en El cuento del antepasado, e induce una miasma de maniobras lingüísticas que hacen agua los ojos, ya que Dawkins baila en un intento desesperado de explicar su terminología temporal. Cuando veas “antes”, recuerda que en realidad significa “después””, le dice al lector. ‘Cuando veas “antes”, significa realmente “antiguamente”. Y lo mismo para “después” y “tras”, mutatis mutandis’. Más claro que el barro del pantano, diría yo.

¿Y por qué, en medio de un capítulo sobre las primeras formas de vida protostómicas (y, por lo tanto, tarde en el libro), tenemos una diatriba sobre la genética de las razas humanas, incluyendo un ataque cascarrabias contra el viejo oponente de Dawkins, el genetista estadounidense Richard Lewontin? Es como si alguien hubiera dejado caer las pruebas de imprenta del libro y las hubiera vuelto a colocar en cualquier orden. Del mismo modo, para un libro sobre la evolución, parece haber un interés casi obsesivo – odio podría ser una palabra mejor – en el régimen político de George W. Bush, una bête noire de Dawkins si alguna vez hubo una.

Y, sin embargo. Cualquier obra de Dawkins es bienvenida, no solo porque hace que la ciencia sea accesible, sino porque se asegura de que sea tan entretenida y provocativa. Consideremos las estrellas, como hace – brevemente – en un capítulo inicial.

A lo largo de la historia les hemos atribuido una cualidad etérea y espiritual – “las bellas estrellas, el nomeolvides de los ángeles”, como las llamó Longfellow-, aunque ahora sabemos que en realidad son grandes bolas de plasma incandescente en las que se crean los elementos antes de ser lanzados al espacio por las explosiones de supernovas.

Conclusiones de El cuento del antepasado

Por tanto, no es casualidad, dice Dawkins, que veamos estrellas en nuestro cielo, ya que las estrellas son una parte necesaria de cualquier universo capaz de generarnos. Esto no implica que las estrellas existan para crearnos. Solo que sin estrellas no habría átomos más pesados que el litio en la tabla periódica, y una química de solo tres elementos es demasiado pobre para sustentar la vida. Ver es el tipo de actividad que solo puede tener lugar en el tipo de universo en el que lo que se ve son estrellas”.

Este pequeño párrafo, perfecto y lúcido, se ofrece como un mero inciso. Sin embargo, representa lo mejor de Dawkins. Dado que el libro está salpicado de otras pepitas y reflexiones similares, el resultado final no puede calificarse de malo. Es más bien un huevo curado, aunque dudo que las asociaciones eclesiásticas sean bien recibidas por Dawkins. Así que digamos que lo ha hecho mejor.

Si este resumen de El cuento del antepasado de Richard Dawkins le ha gustado, otros libros relacionados con evolución como “Abierto: La historia del progreso“, “Sapiens“,”Humanos, de Tom Phillips” o Los mejores libros sobre evolución le encantarán.

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