Resumen de Sputnik, mi amor
Sputnik, mi amor, de Haruki Murakami, es una novela en la que los espacios liminales se superponen y el anhelo no puede separarse del amor real. Es magníficamente evocadora pero difícil de definir, una historia de amor no correspondido, ambición no realizada y anhelo, continuo anhelo, de más. Quizá porque trata más de la anticipación y el anhelo del amor que del amor en sí, es uno de los libros más románticos que he leído.
La trama gira en torno a un triángulo amoroso entre tres seres humanos que, como Otelo, ya no aman sabiamente, sino demasiado bien. Sin embargo, sus defectos fatales no son los celos violentos, sino una especie de soledad insidiosa destinada a impedirles descubrir lo que más anhelan.
Está K., el habitual narrador despreocupado y pensativo de Murakami; Sumire, una escritora bohemia y obsesiva que viste con un abrigo de gran tamaño y pesadas botas, sueña con emular a Jack Kerouac y de la que K. está perdidamente enamorado; y Miu, la mujer de la que Sumire se ha enamorado. Miu es una importadora de vinos de éxito, independiente, elegante y segura, todo lo que Sumire necesita ser. Se siente atraída por Miu como un pequeño Sputnik en órbita alrededor de un enorme planeta.
El amor no correspondido de K
El narrador K es un profesor de 25 años cuyo amor no correspondido por Sumire, una aspirante a escritora, es el centro de la historia. Al comienzo de la historia, Sumire ha conocido a una chica coreana llamada Miu en una boda. Aunque es 17 años mayor que ella, Sumire se siente sexualmente atraída por ella de una forma que no le había atraído antes. Las dos entablan una amistad.
Miu es una chica adinerada que posee su propia empresa comercial de importación de vinos y está acostumbrada a una forma de vida más refinada. A medida que se desarrolla su amistad con Sumire, ésta empieza a vestirse con ropa más bonita y femenina, deja de fumar y se bloquea como escritora. Miu contrata a Sumire para que trabaje para ella, y las dos empiezan a visitar Europa. Sumire se mantiene en contacto con K más a menudo a través de cartas y llamadas telefónicas. La última carta de Sumire explica que no volverá a casa tan pronto como estaba previsto porque están de vacaciones en una isla griega.
Tras un tiempo sin contacto con Sumire, K empieza a preocuparse. Llama y no obtiene respuesta. Más tarde, Miu le devuelve la llamada y le dice que algo le ha ocurrido a Sumire. Al día siguiente, K viaja a Grecia para intentar ayudar a su amiga.
Miu le cuenta a K que Sumire intentó ligársela sexualmente y Miu se la tragó. Después de eso, Sumire desapareció, y Miu cree que también podría haberse suicidado. K le asegura que Sumire no es de las que hacen tal cosa.
El universo alternativo de Sumire
Mientras Miu se marcha a Atenas para ponerse en contacto con la embajada japonesa y los padres de Sumire, K encuentra el pc de Sumire y un disquete que contiene dos documentos. El primer documento es un sueño que Sumire tuvo sobre la imposibilidad de conseguir un modelo distintivo de su difunta madre. El otro archivo cuenta la historia de cómo una noria funcionó mal con Miu en ella, y una vez quedó atrapada allí durante la noche. Utilizó unos prismáticos para ver dentro de su alquiler y se vio a sí misma manteniendo relaciones sexuales con un hombre. La visión le hizo sentir como si estuviera dividida en dos personas, y su deseo sexual la abandonó. Su pelo se volvió blanco. Al leer esto, K considera que existe un universo alternativo al que Sumire ha ido para descubrir la versión sexual de Miu.
Cuando Miu regresa de Atenas, K vuelve a Japón. Se siente vacío e infeliz sin Sumire.
K mantiene una relación con la madre de una estudiante. El estudiante se llama Carrot y su madre está casada. Un día, K recibe una llamada de la madre diciendo que han pillado a Carrot robando en una tienda, y quiere la ayuda de K. K se reúne con el guardia de seguridad que retiene a Carrot y posteriormente le convence para que deje marchar a Carrot. K y Carrot van a una cafetería donde K cuenta la historia de Sumire. Cuando deja a Carrot, rompe con su madre.
El enigma de Sputnik
Un día sí y otro también, Miu conduce su Jaguar junto a K, pero no le reconoce. Ha dejado de peinarse y tiene el pelo blanco. Él siente que la conexión que había sentido antes por ella en Grecia ha desaparecido y que es una cáscara vacía. Eso es lo último que oye o ve de ella.
Al final de la historia, K recibe una llamada de Sumire. Le dice que está cerca, en la cabina telefónica desde la que suele llamarle, y le da a entender que está preparada para corresponder a su amor. Le pide que pase a recogerla.
El título de la novela procede de un diálogo en el que Miu y Sumire hablan de Jack Kerouac, y Miu confunde la frase «beatnik» con la palabra «Sputnik». Sputnik tiene además la capacidad de «compañero de viaje», que es lo que Sumire será más tarde en relación con Miu. Aunque el final parece indicar que Sumire y K inician una relación romántica, la naturaleza ambigua de la escritura ha llevado a los lectores a especular lo contrario. Por ejemplo, antes de que K vaya a recoger a Sumire a la cabina del móvil, aparece con las manos manchadas de sangre. Una idea es que K se ha suicidado para poder entrar en el mundo alternativo de Sumire.
Otra teoría es que K ha degollado a un perro para entrar en el otro mundo. El argumento proviene de una discusión que Sumire mantiene con K al principio de la novela, en la que K compara la práctica de matar perros para resucitar almas antiguas con la de escribir libros. «Una historia real requiere una especie de bautismo mágico para unir el mundo de este lado con el del otro».
El amor no correspondido es un tema destacado en la novela. K ama a Sumire, que no siente ningún encanto por él, y Sumire se siente atraída por Miu, que es incapaz de sentir atracción.
Conclusiones de Sputnik, mi amor
«Sputnik, mi amor» es una novela que explora las complejidades del amor y las relaciones. La novela también ahonda en cuestiones de identidad y autodescubrimiento. La especial estructura de la novela y el uso del simbolismo la convierten en una lectura que invita a la reflexión. A pesar de su infeliz final, la novela deja en el lector una sensación de esperanza y de reconocimiento de que la vida y el amor son complejos, y de que no suele ser factible encontrar las soluciones que buscamos.