Resumen de 21 lecciones para el siglo XXI

Resumen de 21 lecciones para el siglo XXI

Resumen de 21 lecciones para el siglo XXI

Yuval Noah Harari saltó al estrellato con dos excelentes libros, Sapiens y Homo Deus, que analizan el pasado y el futuro de la especie humana. Su tercer libro, “21 lecciones para el siglo XXI”, se centra en el presente, con 21 breves análisis que abarcan los problemas más acuciantes a los que nos enfrentamos hoy en día: el trabajo, la igualdad, el nacionalismo, la política, la justicia, la posverdad y la educación, por nombrar algunos.

Quienes conozcan la obra de Harari encontrarán en este libro muchas de sus preocupaciones distintivas: el auge de la IA y los datos; la ficcionalidad de las instituciones que conforman nuestras estructuras sociales; la desaparición de la democracia.

¿Cómo prepara a sus hijos para el año 2050? ¿O incluso para el año 2100? Es una gran pregunta, sobre todo porque hoy en día nadie sabe cómo será el mundo entonces. Históricamente, los humanos podían hacer al menos suposiciones decentes sobre hacia dónde se dirigía el mundo. Pero en la acelerada civilización actual, alimentada por la tecnología… Olvídalo.

Sin embargo, eso no significa que no merezca la pena dar lo mejor de nosotros mismos para prepararnos para un futuro incierto. En 21 lecciones para el siglo XXI, Yuval Noah Harari nos ayuda a hacerlo solo. Tras sus anteriores bestsellers Sapiens, que exploraba el pasado humano, y Homo Deus, que se centraba en nuestro futuro lejano, su último libro trata de nuestros mayores retos en el aquí y ahora y de cómo podemos afrontarlos.

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Los datos se han convertido en el activo más valioso, por lo que la tecnología trastorna todos nuestros sistemas

Las diferentes ideologías siempre han marcado la forma en que los seres humanos ven y dirigen el mundo. La que más gente atrae suele determinar nuestra historia durante décadas. En el siglo XX, el fascismo, el comunismo y el liberalismo lucharon por ese privilegio. El liberalismo acabó siendo el claro vencedor.

Dependiendo de la ideología que domine, los diferentes bienes aumentan su valor. Lo que sea más valioso es por lo que lucharán los políticos y las naciones, decidiendo así hacia qué futuro avanza el mundo. Hasta ahora, en el siglo XXI, la tecnología parece tener ganados a todos los competidores. Es lo que más creemos.

Al ser la tecnología nuestra principal ideología, los datos se convierten en el activo más valioso. Por eso los políticos luchan para que sus naciones ganen la gigantesca carrera tecnológica. El problema es que esta vez, nadie entiende del todo las implicaciones de nuestra ideología. Solo hay que mirar a los mercados financieros, donde los algoritmos ya hacen la mayor parte del trabajo, y muy pocos operadores comprenden lo que realmente está sucediendo.

Para los políticos, esta falta de comprensión se convierte rápidamente en una amenaza. La gente se frustra, se siente ignorada y se da cuenta de que los representantes que ha elegido no se ocupan de los temas más importantes.

Y sin embargo, nosotros sabemos tan poco de tecnología como ellos.

Creemos que tenemos muchos conocimientos, pero no los tenemos y eso es peligroso

Rara vez hablo de política con mi familia, pero cuando lo hacemos, nos gusta bromear sobre la “genialidad” de ciertos responsables políticos. En Alemania, es habitual que el ministro de Economía se convierta de repente en ministro de Sanidad. Los cargos altamente especializados se intercambian como regalos de Navidad, lo que no tiene sentido. ¿Cómo puede alguien ser a la vez experto en medicina y en defensa militar?

En realidad, este problema nos afecta a todos. Por eso hablamos tanto de los sesgos cognitivos. Para ayudarnos a pensar un poco mejor. Uno de ellos es lo que Harari llama “la ilusión del conocimiento”. Básicamente, creemos que sabemos mucho más que nuestros antepasados cuando, en realidad, sabemos menos en muchos aspectos.

Por ejemplo, todos dependemos de muchos expertos para vivir nuestra vida cotidiana. No podemos cazar nuestra propia comida, construir nuestro propio refugio o hacer nuestra propia ropa. Nos creemos inteligentes, pero solo porque podamos acceder a todo el conocimiento del mundo no significa que ya esté en nuestra cabeza.

Por el contrario, debemos ser humildes, estar agradecidos y hacer todo lo posible por no dejar de aprender nunca.

La escuela tiene que empezar a enseñarnos cómo pensar, no qué pensar

Neil deGrasse Tyson dio una vez un gran discurso sobre el valor de saber cómo pensar frente a solo saber qué pensar. Lamentablemente, nuestras escuelas solo nos enseñan lo segundo. Incluso la educación superior sigue centrándose en meter en la cabeza tantos datos como sea posible, solo para escupirlos una vez en un papel y luego olvidarlos de nuevo. Eso es un problema.

No cabe duda de que es importante tener conocimientos básicos de historia, biología, matemáticas y otras materias. Pero más allá de eso, es más importante que aprendamos a navegar por el moderno mar de información, a filtrar lo importante y a determinar lo que es francamente falso, que solo recordar más datos.

Ahora que se crean más datos en un solo año que en los últimos milenios juntos, los futuros trabajadores no necesitarán saber todo lo posible, sino cómo averiguar solo aquello que realmente necesitan saber. Para que nuestros hijos tengan un futuro próspero, eso es lo que debemos enseñarles a hacer.

Conclusiones de 21 lecciones para el siglo XXI

Prefiero leer el resumen de 21 lecciones para el siglo XXI cada año que consumir cualquier noticia. Con esto, te enteras de todo lo importante que está pasando y puedes decidir cómo actuar según qué información. En algunos temas no pensarás más, en otros puede que incluso cambies la forma de educar a tus hijos. Con 21 lecciones para el siglo XXI, Yuval Noah Harari vuelve a plasmar aspectos interesantes de la humanidad en historias esclarecedoras. Una lectura verdaderamente informativa.

Si este resumen de 21 lecciones para el siglo XXI de Noah Harari le ha gustado, otros libros relacionados con evolución como “Abierto: La historia del progreso” o “Humanos, de Tom Phillips” le encantarán.

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